Pelo quebradizo, con frizz, seco, sin movimiento. Todas esas situaciones pueden ser un problema para quienes quieren lucir un pelo sencillamente saludable y no saben cómo empezar a hacerlo. Lograr lucir un cabello nutrido y saludable es una de las cuestiones que más preocupan a las personas. Compartimos algunos consejos para lograr tener un pelo fuerte y sano de manera natural y no morir en el intento.
Conociendo nuestro tipo de cabello
Hay dos variables que definen nuestro tipo de pelo y son por el nivel de porosidad y por tipo de cuero cabelludo.
La porosidad es clave ya que eso hace que mantenga más o menos humedad en las fibras capilares. Entones, cuanto más poroso, más seco, menos húmedo, más propenso a sufrir ante muchos factores exógenos como el viento, el cloro, el sol, las tinturas, los tratamientos de alisado o enrulado, etc. Cuanto menos poroso, más humectado y más protegido.
En torno al cuero cabelludo, hay tres grandes categorías: graso, mixto o seco. Y esto se relaciona con el nivel de oleosidad que presenta cada uno. Entonces el cuero cabelludo graso produce una cantidad de sebo excesiva, el cuero cabelludo seco no produce suficiente cantidad de sebo para proteger cada fibra capilar y por último, el cuero cabelludo mixto suele generar raíces más engrasadas y luego el pelo seco en las puntas.
La nutrición es la clave
Es muy importante saber qué tipo de cabello tenemos a la hora de lavar y acondicionar para saber qué productos usar. Si tu cuero cabelludo es graso, la clave será usar productos que regulen el sebo y no generen más oleosidad. Si por el contrario el cuero cabelludo es seco, lo importante será lavarlo y luego extra nutrirlo de los medios hasta la punta.
Si buscás tener un cabello nutrido de manera natural, el uso de los aceites vegetales naturales es vital para mantener el cabello humectado y protegido. Del medio a las puntas, los aceites naturales de Coco, Argán, Palta, Almendra y Ricino nutren profundamente. Dejarlos actuar toda una noche para poder enjuagarlos al día siguiente es un tratamiento súper efectivo para puntas quebradizas, cabellos teñidos o que han sufrido tratamientos que han dañado la estructura capilar.
Para los cabellos grasos se recomienda el uso de productos específicos con profesionales de la piel y el cabello. En muchos casos se utiliza solo en las puntas el aceite de jojoba que regula el sebo, pero es claramente de acuerdo a cada cabellera y su estructura. No todos los pelos grasos funcionan bien con el aceite de jojoba, por eso es clave consultar con un profesional.
Tips para cuidar el cabello
Te compartimos algunos consejos que pueden ayudar a la hora de mantener en buen estado tu salud capilar.
- Masajes: la clave del éxito
Los masajes en el cuero cabelludo con frecuencia periódica ayudan a mejorar la circulación sanguínea, lo que estimula el fortalecimiento y buen crecimiento del cabello. Se pueden realizar con masajeador o bien con las yemas de los dedos.
Si además le agregamos aceites esenciales a esos masajes, potenciamos el efecto. Por eso recomendamos gotitas de aceite esencial de romero, limón y menta en el shampoo diario o el acondicionador que uses.
- Productos capilares naturales
Es sabido que cuanto menos químicos usemos en el pelo, mejor salud tendrá. Tanto el shampoo como el acondicionador, así como también las tinturas que usemos deben tratar de ser lo más naturales posibles, con menos ingredientes y químicos -que está comprobado- dañan el cabello. Por eso cualquier shampoo natural, acondicionadores, bálsamos o aceites naturales serán ideales para cuidar el pelo de manera simple y natural. Lo mismo corre para las tinturas, si se usan tonalizadores como henna, será ideal para no castigar el cabello con amoníacos y químicos nocivos para la cabellera.
Alimentación sana
Para cuidar al cabello por dentro debemos seguir una alimentación rica en productos con antioxidantes, calcio, hierro, vitaminas y minerales. Sugerimos ingerir mucho líquido para estar siempre con la hidratación correcta. Luego la alimentación variada en frutos secos es fundamental para el pelo, como las almendras, nueces, castañas, semillas de chía, girasol y lino.
Siempre verduras y frutas frescas y preparaciones con cereales, proteínas y si es posible, aceites saludables y naturales como los aceites de palta o coco, super alimentos ricos en nutrientes y antioxidantes.